Por: Zully Velazco & Felipe Bonilla
El origen del refrán que titula esta entrada se remonta a los más de 85.000 kilómetros y 400 vías que comunicaban la capital con distintas provincias. Se podía tomar cualquier camino romano y concluir en Roma. De ahí la expresión que apela a que sin importar la ruta que se escoja se puede llegar a un mismo objetivo, en nuestro caso, una estabilidad financiera como emprendedores.
Pensemos por un momento en nuestro trabajo actual. ¿Qué sucedería si mañana nuestro jefe termina nuestro contrato; o si nuestra maquinaria de producción falla; si el vehículo que conduzco transportando pasajeros con una app deja de andar? ¿Estamos preparados económicamente para esto?
La mayoría depende de una sola fuente de ingresos, quizás porque ese trabajo consume una gran parte de nuestro tiempo, o simplemente nunca hemos pensado en este escenario.
Las generaciones anteriores se desempeñaron en ambientes laborales estables, donde permanecían por décadas en una misma empresa y el costo de adquirir vivienda propia era más asequible que en la actualidad. Puede que algo de esto se adhiriera a nuestro ADN, haciéndonos temerosos a emprender y tomar riesgos. ¿Por qué tiene que ser blanco o negro?
Expertos financieros y emprendedores nos recomiendan contar con distintas líneas de ingresos. Generar dinero extra con nuestras habilidades y especialidades, eso sí, pensando “fuera de la caja”. Por ejemplo, si tenemos un empleo a tiempo completo de lunes a viernes, podemos destinar parte de sábados y domingos para formarnos, invertir tiempo a nuestros proyectos personales, comercializar algún producto o servicio, destinar las vacaciones para tomar talleres, cursos y estudios superiores. Ahora, no se trata de saturar hasta la última hora de tiempo que tengamos, ni de abandonar la familia y tiempo de descanso, pero sí de estar dispuestos a hacer sacrificios para que cuando llegue ese dinero adicional entendamos lo valioso de no depender de un salario.
Ser expertos para organizar fiestas, cocinar delicioso, tocar un instrumento, y toda clase de talentos podemos convertirlos en nuevos caminos hacia esa estabilidad que nos dará respaldo y tranquilidad para el gran momento en que decidimos lanzarnos al mar del emprendimiento, o si ya lo hicimos, potenciar nuestra capacidad para seguir invirtiendo en nosotros y poder llegar a Roma.
Sin miedo a transformarse!